¡ Llegó el día!, ¡qué nervios, tal vez! Tu primera entrevista en el locutorio del monasterio. Puede que ya hayas intercambiado muchos correos con la priora o abadesa que te va a recibir hoy. O todo lo contrario, a tu primer mail, te haya respondido de que lo mejor es que conversen en persona y te haya invitado a que vayas. Y ahí estas. Hasta sola, porque no coincides con tu grupo de amigas y aún es temprano como para contárselo a tu madre o alguien así de cercano (que te lo recomiendo mucho, filia: todavía no cuentes). Pero siempre está tu mejor amiga que te acompaña en todas. Si sientes que necesitas alguien al lado en esta aventura (sobre todo si no seguiste mis pasos de mi post de "primera visita a un monasterio"), pues se lo pides y ya (y que se traiga un tejido mientras tienes tu entrevista). O tal vez sea todo lo contrario: estás absolutamente segura que Dios te llama y allí y este es sólo el protocolo que tienes que seguir pero ya te ves adentro. Tu corazón te l